Al Gobierno le pasa algo curioso y por eso no ve las cosas tan mal. El ciudadano está perdiendo un 10% de poder adquisitivo por la explosión de la inflación, pero Sánchez sin embargo cree que la botella está medio llena porque la recaudación va de fábula, gracias al crecimiento de los precios energéticos donde la mitad son impuestos. En resumen, lo que para nosotros es una crisis, para el Ministerio de Hacienda se vuelve bendita abundancia. De ahí su resistencia a bajar los impuestos, que es lo que le piden tres de cada cuatro españoles y lo que marca la lógica si se quiere aliviar la penuria de las familias en vez de aprovecharse de la desgracia general. No...
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