Fue una matanza. A sangre fría. Llamarla de otra manera sería indigno. Y está claro que los desesperados africanos que asaltaban la valla estaban delinquiendo. Delictivamente habían entrado en territorio marroquí. Delictivamente fueron amontonados por Marruecos en sórdidos campamentos desde los cuales ser lanzados al final delito de asaltar una frontera. Y, luego, asesinados.
Con la amenaza de esos asaltos, Marruecos obtuvo siempre jugosos beneficios. Si el Gobierno español de turno paga, el ganado es retenido en el cercado. Si el Gobierno español de turno retrasa su óbolo, se le envía unos especímenes como muestra. De vez en cuando, puede que alguno muera. Pero la muerte, en una teocracia, no vale nada, absolutamente nada. Sí tiene precio al otro lado, en...
Ver Más