Alejandro Zertuche: Abrazos vs. Balazos
No es el hecho de cambiar las balas por abrazos, lo que debe de ser tomado en cuenta es lo que hay detrás de su actividad delictiva
En México hemos escuchado a nuestro presidente elegir un lema que comparte para su estrategia de seguridad contra el crimen organizado “Abrazos no balazos”¿Realmente funcionan los abrazos antes que los balazos?
Como estrategia en nuestro país es claro que no funciona. No es un tratado que puedes firmar con los malhechores para que dejen las armas y se integren a la sociedad por una decisión propia. Mientras no obtengan una ganancia tangible no dejarán las armas, ya que el ser delincuente les permite tener un mejor ingreso que el de un ciudadano común. No es el hecho de cambiar las balas por abrazos, lo que debe de ser tomado en cuenta es lo que hay detrás de su actividad delictiva; una ambición por dinero y poder.
Un buen abrazo de corazón desarma cualquier baja energía que uno pueda tener. Sin embargo un abrazo no nos facilita la supervivencia en un mundo lleno de necesidades creadas por un sistema que nos mantiene en constante trabajo para poderlo pagar. Cuando termina una guerra hemos sido testigos de como los supuestos “enemigos” dejan las armas e intercambian abrazos; esto sucede cuando no hay mas necesidad de pelear y cuando el conflicto deja de serlo o cambia de forma. Al final dicho conflicto siempre es creación de la mente humana.
¿Acaso en nuestras propias vidas no nos encontramos en constante guerra? ¿Cuantas balas soltamos con nuestras palabras diariamente? ¿Somos conscientes de que los conflictos los creamos nosotros mismos? El reflejo de inconsciente colectivo de nuestra sociedad es el que vemos en las calles y por supuesto en nuestros políticos. No importa cuantas veces hable de abrazos nuestro presidente si cada mañana declara la guerra a sus adversarios o los que el nombra como “enemigos de México”. El reflejo de sus actos incoherentes no hacen funcionar ninguna estrategia, ni siquiera la de abrazos que tanto pregona.
No es fácil el camino que tenemos como país por el rumbo que hemos tomado. Lo que acaba de suceder en Jalisco y Guanajuato, en donde los delincuentes entraron a comercios, quemaron autos y lanzaron balazos al aire, nos deja en claro que México no está en el camino para ser un país seguro. Nuevo León pasó por esto hace más de una década, la diferencia es que hoy no hay estrategia para detener al crimen organizado y los ciudadanos estamos en conflicto constante por la polarización que seguimos creando.
Los mexicanos podemos hacer dos cosas; la primera es empezar a presionar de frente y sin miedo a nuestros políticos para que atiendan esto y nos brinden un país mas seguro para todos. La segunda es bajarle a nuestros balazos para subirle a nuestros abrazos. Es fundamental crear un mejor ambiente en los hogares, los espacios de trabajo, los lugares públicos; en fin, en todo lugar donde creamos constantemente conflictos entre nosotros.
Se acerca el 2024 y no existe un llamado de consciencia colectivo para que dejemos las armas de la separación y nos enfoquemos en un proyecto que una en su totalidad a México. Todo es guerra, conflicto y rompimiento; por lo que esto genera mas de lo mismo para todos. Es importante empezar a actuar desde lo individual para que como mexicanos nos unamos en un solo abrazo que nos permita tener la fuerza para cambiar el rumbo que llevamos. No se trata de partidos políticos, se trata de México y nuestro futuro.
Nuestro país puede y tiene todo para salir adelante. A los que no quieren hacerlo por el lado del bien habrá que enfrentarles, ponerles límites y desarmarles; y al final de esta guerra, abrazar su desesperanza y la dificultad por la que caen en el conflicto de preferir el lado de la delincuencia. Es momento de hacernos conscientes de que cada bala que soltamos en nuestras palabras abre la puerta a nuevos conflictos y por ende nuevas guerras. Por lo tanto siempre habrá la posibilidad de una guerra que enfrentar pero es nuestra decisión escoger nuestra mejor arma ¿Te defenderás con balazos o decides terminar la guerra con abrazos?
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quién la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.