Toro, milagro del vino
La historia del hombre cabe en una copa de vino, apenas un brindis. La alegría es un chasquido de terciopelo contra los dientes, una lengua carmesí en el paladar, un fuego, el rastro de la Tinta de Toro acariciando. Cuenta la Biblia que en su primer milagro Cristo convirtió el agua en vino para que no faltase en las bodas de Caná, el vuelo de la celebración, el amor recién estrenado. Ya entonces la mano del hombre convertía la uva en mosto y el mosto en vino por el milagro de la fermentación. Así también las gentes de Toro en una cadena de siglos que se mantiene viva hasta hoy. Memoria y cultura del vino en una ciudad excavada entera, agujereada por un laberinto de bodegas, que ya en la Edad Media era una de las más prósperas del Reino de León. «Tengo un Toro que me da vino y un León que me lo bebe», dijo Alfonso IX, acuñando para los siglos una frase eterna. Hermosa Toro. Vino que aliviaba la sed de los peregrinos y rebosaba la copa de los reyes, primero en llegar a las Américas por su alto contenido alcohólico; toresano, zamorano recio que impedía que se picase por la humedad en la larga travesía de las carabelas. Que una se llamaba 'La Pinta' bautizada así por Fray Diego de Deza en honor de la medida del vino de su Toro natal. Historia o leyenda, qué bonito es contarlo. Vino que viste de gala las mesas, nieto atemperado de aquel vino peleón que teñía para siempre de morado nazareno los blancos manteles del restaurante de mi abuela y dejaba los dientes como la pana. Vino que la alquimia de los enólogos ha transformado en el mejor embajador de Toro y en su motor económico, condensando el esfuerzo, el mimo desde la cepa a la copa, el silencio de las bodegas, el sudor de la vendimia, la paciencia de la espera, la excelencia. No es de extrañar que Toro hombre a su vino y su gente en estos días de vendimia y rosas, este mismo fin de semana, con sus calles vestidas de fiesta y sus puertas y brazos abiertos. Es la sangre de mi tierra, vino misterioso que nos hace amigos de día y amantes de noche. Milagro primero, historia del hombre en una copa, vino de Toro.