Sherdan Shaqiri volvió a disfrazarse de bestia negra de
Serbia para meter a
Suiza en los octavos de final del
Mundial. El mediapunta helvético, que apura los últimos coletazos de su carrera en el
Chicago Fire de la
MLS, llegó a
Qatar despojado de su papel de figura en su selección pero emergió en el partido clave para certificar el pase suizo a la siguiente ronda del Mundial, donde ya le espera
Portugal.
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