Triana, una resurreción entre el rencor y la traición
Aunque nadie se ha dignado a cambiarlo en Wikipedia, Triana no nació en Sevilla sino en Madrid. La práctica totalidad de los textos sobre los creadores de 'El Patio' , 'Hijos del agobio' y otras joyas del rock nacional parten de este error de base repetido durante decenios, y es que para contar bien una historia, sin leyendas urbanas, sin rumores ni medias verdades, no hay nada como acudir a sus protagonistas. Charlar con su guitarrista fundador Eduardo Rodríguez Rodway es como deshojar una margarita, esto es mentira, esto no, hasta dejar la flor de Triana desnuda, con el alma expuesta. El motivo del encuentro es 'Una noche de amor desesperada' , un nuevo espectáculo en el que cantantes como Shuarma (de Elefantes), Nacho Campillo (Tam Tam Go!), Manuel Escudero (ex-Medina Azahara, Sacramento, Ago) o Diego Martín interpretan las canciones de una marca que, en estos momentos, sigue siendo motivo de litigio judicial y dolores de cabeza y corazón para Rodway. ¿Cómo fue esa mágica transición que hizo usted de Los Payos a Triana? Pasé de ser un rumbero a un hijo del agobio. Tuvimos un ideario muy claro: reivindicar lo andaluz desde la vanguardia, con una música con luz propia. Tras el fin de Los Payos me vine al barrio de la Prosperidad en 1968, y años más tarde llamó a mi puerta un sevillano singular, Jesús de la Rosa, a quien Los Bravos acababan de humillar al rechazarle como cantante por su acento andaluz. Estando con él en mi casa, preguntó «¿dónde tienes la guitarra?». Nos pusimos a tocar y enseguida me dije «ozú, esto es lo que estaba buscando». Luego me mudé a un chalet en Arturo Soria, puse cartones de huevos en las paredes del garaje y empezamos a ensayar los dos. Luego, para la percusión llamamos a 'Tele' (Juan José Palacios), un tío que era mitad rockero mitad flamenco, y el resto es historia. Noticia Relacionada estandar Si Medina Azahara: «Puritanos del rock y el flamenco despreciaron a Triana» Nacho Serrano La banda cordobesa arranca en el Nuevo Teatro Apolo una gira de homenaje al trío inventor del rock andaluz La vanguardia suele tardar en encontrar comprensión en este país. Cuando sacamos el primer disco, al principio se vendieron diecinueve copias. Entendimos que la única manera de revertir eso era llevar nuestra música por todos los rincones de España. Fueron momentos muy duros, ¡el conductor de la furgoneta ganaba más que nosotros! Pero creíamos mucho en el proyecto, y sabíamos que si seguíamos cantando a España desde el corazón, al final tendríamos recompensas. 'Hijos del agobio', que acaba de cumplir 45 años, fue una declaración política que ahora tiene validez por diferentes motivos. Cuando se publicó todavía estábamos saliendo de esa España negra y casposa, y nosotros vinimos a darle color. Jugándonosla, claro, porque seguía siendo una España convulsa con la amenaza militar muy presente. Es como esos versos de mi canción 'Del crepúsculo lento nacerá el rocío', que decían: 'Y qué me importa si pierdo mañana, si gané libertad para mis hijos'. Nosotros pusimos nuestro granito de arena en la transición junto a Camarón, Lole y Manuel, Morente o Paco de Lucía. Y de pronto salieron rockeros andaluces debajo de las piedras. Sí. Nosotros, más que líderes, fuimos pioneros. Antes estuvieron Smash, que también fueron bastante progresistas, pero cantaban casi todo en inglés y nosotros quisimos marcar esa diferencia. Queríamos cantar para los melómanos vanguardistas pero también para nuestra gente, para que todo el mundo pudiera entender lo que queríamos decir aunque nuestras letras tuvieran un componente onírico y poético muy fuerte. Queríamos que el rock andaluz fuera el rock del pueblo, haciendo de mediums entre lo divino y lo humano. Usted fue el único que supo ver cuándo había que poner fin al grupo. Es que habíamos hecho un juramento, cerrado con apretón de manos y abrazo. Si alguno de nosotros moría, el grupo moría. Cuando Jesús falleció en aquel trágico accidente de coche en 1983 yo cumplí, pero Tele prefirió seguir con Triana. Yo me vine a vivir a Caños de Meca, y no me enteré de que él registró la marca Triana a su nombre. Él murió en 2002, y pocos años después empecé a tener líos judiciales con los músicos que reunió, y que siguen usando el nombre Triana. He estado de juicios muchos años, y de hecho hace poco gané uno. Me habían demandado por 'atentar contra su honor', pero la Justicia los ha puesto en su sitio. Ahora tengo otro juicio porque les he demandado yo a ellos, porque son unos usurpadores. Es triste, pero la historia reciente de Triana es una croqueta rellena de rencores y traición. MÁS INFORMACIÓN Doctorado en Triana y Medina Azahara Ahora estamos viviendo una nueva era de reivindicación del legado del rock andaluz entre la gente joven. Eso está siendo acojonante. No me esperaba que la nuevas generaciones estuvieran atentas a cosas que se hacían en España hace casi cincuenta años, y que encima les flipe. Ahora a mí me para gente de dieciocho años por la calle casi haciendo reverencias, y eso hacía muchos años que no me pasaba, salvando la excepción de los seguidores más fieles, que siempre han seguido siendo leales a Triana todo este tiempo.