Fracaso épico de Francia: una derrota que va más allá del fútbol
Francia vivió la derrota de su selección nacional, en Qatar, como un fracaso épico, que destruyó vertiginosamente unas ilusiones y esperanzas que iban mucho más allá del fútbol. Dominique Strossi, sociólogo del deporte, comentaba a los pocos minutos del fin: « Los triunfos de la Francia multicultural, hasta la semifinal, eran una gran esperanza para la Francia profunda, que vive horas muy negras, inquieta, ante la crisis, la inflación. El fútbol nos hacía soñar. Y esa ilusión era muy positiva. La derrota puede agravar el pesimismo y la desilusión de una Francia inquieta». La derrota, sin embargo, también consagró a un gran héroe nacional, Kylian Mbappé. En Bondy, la ciudad natal del jugador en el bar 'Les copains', Mireille, una chica de veinte años, de padres nacidos en Argelia, rompió a llorar a lágrima viva, emocionada: «Hemos perdido. Es injusto. Pero Mbappé es mi héroe, nuestro héroe. Siempre estará en mi corazón». Noticias Relacionadas estandar No Fútbol Messi se instala en la eternidad Javier Asprón estandar No Argentina 3 (4) - 3 (2) Francia La fe de Argentina consigue un Mundial Pío García Quizá ningún deportivo francés ha recibido nunca los mensajes de emoción que recibe Mbappé. A los pocos minutos de sus dos goles comenzaron a circular las imágenes de un mensaje que parodiaba el más alto emblema de la nación, 'Libertad, Igualdad, Fraternidad', sustituido por 'Libertad, Igualdad y Mbappé'. Consagración melancólica. Emmanuel Macron, presidente de la República, había previsto una gran fiesta nacional, en Qatar, para celebrar el triunfo previsto. La derrota se convirtió en un psicodrama. «Mbappé está llorando. El equipo está hecho polvo. Macron ha saltado al campo de juego para animar y consolar a los jugadores», comentaba, con la voz entrecortada un enviado especial de RTL. La presencia del presidente de la República, en la final, iba mucho más allá de lo meramente deportivo. Se trataba de estar en primera línea de un triunfo que consagraría la unión nacional. Unión tocada del ala por los estallidos de violencia. En París, en Niza, en Estrasburgo, en Burdeos, en Niza, más de 14.000 policías y gendarmes anti disturbios, habían tomado posiciones, para intentar evitar o contener violencias. La derrota se convirtió en un rosario de lágrimas, lamentos, gritos de rabia. A la altura de la 'boutique' LVMH, en los Campos Elíseos, a primeras horas de la noche, una pareja enarbolaba la bandera nacional, abrazándose, llorando, besándose entre lágrimas. Escena repetida con mucha frecuencia. La sucesión de penaltis se vivió como un psicodrama trágica. «¡¡Nooooo…!!» Gritaban a coro, en un bar de Les Halles, en el corazón de París, ante las cámaras de BFMTV, varios grupos de hinchas, abrazándose, antes de romper a cantar La Marsellesa, el himno nacional. En los primeros planos de las cámaras de tv era palpable un océano de rostros víctimas de ataques de tristeza. Originales, buena parte de los argentinos residentes en París, decidieron celebrar el gran triunfo en una plaza altamente simbólica, la actual Plaza de la Concordia. La misma plaza donde estuvo instalada la guillotina, durante la Revolución de 1789 - 1793. Hugo Castillo, nacido en Córdoba, declaraba a RFI: «¡Los argentinos somos los mejores! ¡Messi no tiene igual!» . La gendarmería intervino con rapidez para evitar «aglomeraciones incontrolables». Francis Mallmann, gran cocinero de origen argentino, afinando con éxito en París, comentaba el resultado en términos gastronómicos: «Los argentinos llevan el fuego en la sangre. Nacieron cerca del fuego. Y eso se nota en sus parrilladas y en este final de fábula, que pasará a la historia». En los alrededores de la plaza parisina de La Bastille, donde hay varios restaurantes de origen argentino, la fiesta patriótica tenía un tono irónico, por momentos. «¡Qué se creían los franceses! ¡Somos los mejores!», gritaba una banda de hinchas argentinos ante las cámaras de LFI. El ministerio del Interior había anticipado una victoria francesa, con una presencia masiva, de poco menos de medio millón de jóvenes celebrando el triunfo, en los Campos Elíseos. La derrota de la selección nacional, cambió forzosamente los proyectos, incrementando la incertidumbre. Laurent Nunez, prefecto de policía de París, se manifestaba muy circunspecto: «Este mundial ha sido algo inédito, en términos de seguridad. La gran explosión multicultural del partido contra Marruecos también destacó por la aparición de grupúsculos violentos de extrema derecha. Nadie sabe como reaccionarán esos extremistas ante el fracaso. Policía y gendarmes han recibido consignas de máxima seguridad». La presencia de Macron en Qatar y el riesgo de violencias de extrema derecha, en París y en algunas capitales de provincias, también ilumina una dimensión política de fondo, que Edgar Morin (101 años), el pensador más influyente de Francia, hoy, resumía al final del partido de este modo: «Me pregunto que sería hoy de la nación y del patriotismo si el fútbol y acontecimientos como el Mundial de Qatar».