Margarita Azurdia o la mujer y la diosa
No cabe duda de que la exposición, más allá de la calidad del trabajo, nos presenta a un personaje insólito, bipolar, delirante. El Museo Reina Sofía ofrece la primera cita importante en Europa de Margarita Azurdia (1931 -1998), conocida también como Margarita Rita Rica Dinamita o Margot Fanjul –casó con el empresario Carlos Fanjul, con quien tuvo tres hijos–, una autora polifacética y heterodoxa que desarrolló, en una Guatemala que se asomaba al abismo de la guerra civil y luego –de 1974 a 1982 en París– una obra múltiple y dispar que abarca desde la pintura y la escultura geométricas hasta el tótem, pasando por la danza experimental y el libro de artista. Noticias Relacionadas estandar Si ARTE Cuando la máquina ve más que el ojo Nerea Ubieto estandar Si ARTE Manolo Quejido: «El acto de pintar es hacerse preguntas» Javier Díaz-Guardiola Serían estos últimos trabajos, dedicados esencialmente a la feminidad, el amor y el autoconocimiento («una toma de conciencia del yo y sus transformaciones personales», dice la comisaria), cuajados de imágenes simbólicas, poemas y textos desgarrados, los más sobresalientes en su caótica producción. Borja-Villel resume bien por qué es esta obra tan ecléctica y ajena -especialmente en su última época- a las corrientes artísticas dominantes: en París, a partir de sus aprendizajes en los círculos de artistas mujeres que frecuentaba, se centra «en la búsqueda de un lenguaje espiritual y ritual propio, desligando casi por completo su práctica artística de una lógica productivista y convirtiendo las ideas de cuidado, autoconocimiento corporal y conexión con lo sagrado en elementos cardinales de su trabajo». Una y muchas. En las imágenes, distintas piezas de la retrospectiva madrileña de Margarita Azurdia Con todo, sus propuestas más conocidas y espectaculares -y las que más gustarán al visitante- son las cincuenta grandes tallas en madera policromada que Azurdia realizó justo antes de trasladarse a Francia y que fueron expuestas en la XII Bienal de Sao Paulo (1973). A caballo entre el tótem y el altar tradicional guatemalteco –la mayoría se disponen sobre una mesa profusamente adornada con plantas, animales fabulosos y calaveras–, fueron talladas por artesanos de Antigua especializados en figuras religiosas y luego ornadas por ella con dibujos geométricos. En estas fantásticas esculturas, formalmente impecables, coloristas y plenamente contemporáneas, se mezclan de forma magistral varios mensajes. La mujer es el eje central, pero aparece siempre la guerra (rotundas mujeres desnudas calzando botas militares desfilando con fusiles de asalto…), las bananas, las calaveras, las máscaras, los pájaros, las cabezas dobles, las serpientes…. La exposición se inicia pues con la sencilla abstracción geométrica claramente norteamericana que Azurdia cultivó durante su breve periplo californiano (1960-63), y en sucesivas salas se muestra la evolución del personal feminismo de esta artista, ligado a las tradiciones religiosas y culturales guatemaltecas: la primera fusión entre los motivos tradicionales y el arte geométrico, sus libros de artista en los que ilustra palabras, conceptos, emociones y sensaciones valiéndose de figuras simbólicas; los mencionados altares del 'Homenaje a Guatemala', el análisis de su propia biografía en series como 'Recuerdos de Antigua' o 'Des flashbacks de la vie de Margarita par elle même' (1980). Exposición Margarita Azurdia 'Margarita Rita Rica Dinamita. MNCARS. Madrid. C/ Santa Isabel, 52. Comisaria: Rossina Cazali. Hasta el 17 de abril Sus últimas piezas, realizadas con el seudónimo de Margarita Anastasia; 'Altares dedicados a la Diosa Madre', que consisten en armarios iluminados y repletos de objetos y, por último, documentos relativos al Laboratorio de Creatividad que dirigió a su vuelta de París, en el que se ponían en relación las danzas rituales con la 'performance' y el 'body art'.