Barcelona, reina por un día
Un día frío y soleado no puede ocultar una realidad caliente y oscura. El boquete que se abrió en otoño de 2017 mantiene su huella indeleble en una sociedad aún inconsciente de su decadencia. La sibilina ambición del Gatopardo se ha conseguido: que todo cambie para que todo siga igual. Esta vieja ciudad comercial se mata por aparentar siempre mucho más de lo que es. Vale pues ser reina por un día, que mañana habrá que volver al negocio al por menor y quedarán para la memoria los pingajos del festejo. Ocurrió con los Juegos Olímpicos del 82 y vuelve ahora en tono menor con unos fue ...