Tropiezos con la silaba 'er'
Dije un día a Joaquín Vidal que el 'muleteril' de una crónica taurina suya incumplía las reglas de formación de palabras: « Rivera , cuya vulgaridad 'muleteril' estuvo a punto de poner de los nervios a la concurrencia...». ¿Cómo, si tenemos monjil derivado de monja, derivamos muleteril de muleta? No veía explicación para incrustar esta sílaba -er-. ¡Vaya que si la tenía! «Es que no procede de muleta, sino de muletero —me aclaró—, que es el diestro que maneja bien la muleta». No era la muleta la que estaba escondida en los pliegues del significado de 'muleteril', sino la actuación impropia de un diestro, quien obviamente tenía que saber manejarla bien. ¡Que no es lo mismo! No me he olvidado de este tropiezo cuando oigo en la radio hablar del consumerismo y de los movimientos consumeristas. Con la mosca detrás de la oreja, no se me ocurre pensar en una formación que partiendo de consumo haya introducido una indefendible sílaba -er-. Acudo al diccionario, que me lleva de consumo a un plural consumos referido a un impuesto municipal aplicado en el pasado a los comestibles y a otros géneros que se introducían en una población. Los préstamos pueden permitir que se escriba un poco más derecho con líneas torcidas De él se deriva consumero, la persona que tenía que evitar que los matuteros colaran esas mercancías de contrabando. El diccionario académico define consumero así: «empleado de consumos (impuestos municipales)», que, por querer decirlo todo, no aclara nada, como hacemos a veces los lexicógrafos al definir las palabras que no nos resultan familiares. No se puede enganchar consumerista a ese consumero prácticamente desconocido. Se trata, en cambio, de una voz que ha saltado al español desde el inglés. Allí 'consumer' equivale a nuestro consumidor, y, por ello su derivado 'consumerism' cubre el significado negativo que tiene (al menos para mí) consumismo, referido a un consumo desaforado; pero añade también el positivo referido a los consumidores que, marcando distancias con el negativo de consumismo, defienden un consumo responsable. Este es el significado con que se emplea consumerismo en español; así, gracias a él podemos referirnos con comodidad a un consumismo negativo y a un consumerismo positivo. De este modo un anglicismo permite entendernos mejor sobre una realidad que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Quizá con ello algunos puristas acepten que, a veces, los préstamos pueden permitir que se escriba un poco más derecho con líneas torcidas.