Plantarse con siete y media
Han pillado cacho a cien días de las elecciones del poder local. No van a soltar la presa fácilmente y los socialistas lo saben. Han actuado con contundencia y con premura y eso les honra, pero no basta para contener la marejada en periodo electoral. Han pillado cacho y lo van a explotar. Por eso lo más importante es saber hasta dónde llegar, dónde te pasas y te dejas llevar por el adversario y dónde te quedas corto y te haces pupa.
Es como si Sánchez y el PSOE estuvieran sentados en la mesa camilla jugando con la implacable abuela una partida de siete y media. Detectar a tiempo el operativo contra la corrupción de uno de tus diputados, someterlo a toda la presión necesaria para obligarle a entregar el acta de diputado, laminarlo por voluntad propia es un buen triunfo pero aún no te asegura llevarte los cuartos. ¿Te plantas con eso? ?¿Y si la banca -la instrucción- lleva un triunfo más alto y cuando levante la carta te quedas con un palmo de narices? ¿Y si tu oponente -la derecha- eleva la apuesta y consigue sacar a la luz algo que tú no sabes o que callas? Puedes plantarte con lo hecho, con el riesgo de quedarte corto, o pedir carta y pasarte haciéndoles el trabajo a los adversarios. Así andan las cosas.
El grupo socialista está mosca porque se ha desatado la madre de todas las batallas para intentar extender la sombra de la sospecha sobre un mínimo de 15 diputados y un máximo de todos los que se tercie. Por eso han enviado un mensaje a todos sus miembros para asegurarles que van a defender la dignidad y la honorabilidad de todos los acusados y señalados “de forma injusta e intencionada”. La única pega es que para hacerlo has de saber a quién se acusa injustamente y si hay alguna otra manzana podrida que te pueda reventar en las encuestas. No queda otra que indagar.
Sánchez seguro que ha marcado ya como prioritario saber más y saber antes porque sería como haber visto de reojo las cartas y tener contadas cuántas medias faltan por salir. Saber más y saber antes y ser implacable ya que ese es el ADN que tiene que defender su partido, la genética diferenciadora, la que se le mete en vena al propio electorado. Saber y actuar, para estar tranquilos y para desactivar el circo de una comisión de investigación a estas alturas y para un caso que tiene toda la pinta de ser producto del encanallamiento de un reducto de bribones, aunque intenten convertirlo en la madre de todas las corrupciones a base de machaque. Me parece que plantarse con el acta del tal Bernardo -“el director del circo”- y no pedir carta por ver de hacer las siete y media exactas no es buen consejo. Los socialistas tienen que ser exactos, no les queda otra.
Y es que han pillado cacho y no van a cejar. En esto de que se te pudran las manzanas también hay grados y el esfuerzo democrático consiste precisamente en delimitarlos y sancionarlos tanto desde los tribunales como desde la opinión pública en su justa medida. A la derecha poco le va a importar que éste del Mediador tenga toda la pinta de ser un caso de podredumbre chusquera y sórdida, nada que ver con financiar un partido político, ir dopado a las elecciones o, y es la más grave, utilizar los medios del Estado para tu propio beneficio, obstaculizando la acción de la Justicia, y en detrimento de tu adversario político.
Entre un bribón que quiere comer y follar gratis y un tesorero que administra con mano de hierro las finanzas secretas de un partido hay un mundo ético y penal. Entre un general de picha fácil y chochos voladores y una cúpula de Interior y de la Policía entregada a delinquir para incriminar falsamente a otros partidos políticos va todo un mundo de naufragio democrático. Si quieren un símil que valga, lo de Tito Berni suena mucho al delirio cutre de Roldán y, sin embargo, lo del ministro Fernández Díaz solo puede compararse en gravedad a lo de Barrionuevo. Es populista y rastrero pretender que el asunto este de los calzones caídos, la viagra y los presuntos favores a los queseros reviste más gravedad que la tropelía democrática en la que supura mierda toda la cúpula de Interior. Eso no va a evitar que las andanadas continúen hasta ver si te hunden en alguna. Incluso vas a tener fuego de tus colegas, porque a la hora de las urnas aquí no se conoce ni su padre, y lo intentan ya propagar en forma de comisión de investigación sin otro objetivo que llegar hasta mayo calientes.
Aquí es donde hace falta la cara de póker y la templanza y que no te suden las manos ni te tiemble la voz a la hora de pedir carta. La jugada maestra, la de la baraka, pasa por asegurarte de que no hay nada más que te pueda salpicar o que de haberlo tú mismo vas a ponerlo sobre la mesa en forma de cabeza chorreante. Eso y no otra cosa espera el votante habitual y eso y no otra cosa desmontaría la alegre cacería emprendida desde medios y altavoces para abatir pieza cuanto más gorda mejor.
Los socialistas en la partida del mediador solo pueden plantarse con siete y media justas, para que cuando se volteen las cartas la apuesta sea como poco igual o mejor que la de la banca. Eso es lo que les permitirá llevarse el doble o, al menos, no perder nada.