Lamentable política
Aquí está el 8 M, sin duda la fecha del calendario más marcada ante el periodo electoral que vamos a vivir, Una fecha para reivindicar la igualdad de la mujer en muchas, muchísimas facetas de la vida, para sumarnos a la protesta masiva que debería haber por las persecuciones que sufren en muchas partes del mundo o para clamar contra la violencia que varones irracionales y criminales ejercen sobre ellas. Una fecha que tiene mucho sentido para levantar la voz contra la injusticia y que, por mor del juego político, queda reducida a un toma y daca de que «yo soy más feminista que tú». Esta utilización grosera que los partidos políticos hacen de la mujer debería servir para que la gran mayoría de las mujeres manifestaran rotundamente su rechazo a la utilización que se hace de su feminidad y al lamentable ejercicio del enfrentamiento y de excitar los ánimos por mantener las posiciones, aún a costa de perjudicarlas. Llevamos meses al goteo incesante de reducciones de penas a violadores o de adelanto de la salida de la cárcel a condenados, por la obtusa política de las feministas del Ministerio de Igualdad, que anteponen sus intereses políticos al de las mujeres que han sido agredidas por los ahora beneficiados. Llevamos meses de retraso en la decisión de un Gobierno en atajar lo antes posible este problema, porque no pase, lo que al final ha pasado, que haya tenido que apoyarse en los votos de su oposición para poder empezar a enmendar el mayúsculo error de la ley del 'solo sí es sí'. Y todos actúan en nombre de las mujeres. Y muchas mujeres, la inmensa mayoría, la aplastante mayoría me atrevo a asegurar, contemplan con espanto el espectáculo lamentable al que seguimos asistiendo. Hoy será la guerra de cifras, hoy escucharemos eslóganes de todo tipo, habrá gritos e insultos al adversario, y todo será a la mayor honra y gloria de los intereses políticos, de la diferenciación de unos y de otros, con la utilización injusta de la mujer. Lo que suceda hoy en las calles no pasará a la historia por ser una reivindicación de políticas justas de igualdad, de discriminación positiva, de denuncia de injusticias y de violencias irracionales. Si el sentido común no lo remedia, será el ejercicio de un «y tú más» que utilizará a las mujeres como hasta ahora ha venido sucediendo. Muy lamentable.