Estilismos de ley
Hoy más que nunca, los estilistas de las celebrities internacionales marcan tu manera de vestir, aunque sea de forma inconsciente.
Law Roach se ha retirado como estilista. ¿Quién? ¿El qué? Si no trabajas en la industria de la moda, quizá creas que este dato no te afecta, pero estarías equivocado. No voy a marcarme una explicación sobre el funcionamiento del fashion system a lo Miranda Priestly (interpretada por Meryl Streep) en El diablo se viste de Prada porque eso ya está muy manido. Ahora bien, mi mensaje sería parecido. Hoy más que nunca, los estilistas de las celebrities internacionales marcan tu manera de vestir, aunque sea de forma inconsciente. Y el hecho de que Law Roach ya no forme parte del discurso estilístico actual es una pena. Hemos perdido uno de los buenos.
Rebobinemos en el tiempo al 14 de marzo cuando el reconocido estilista estadounidense anuncia a través de su cuenta de Instagram que se retira declarando que “Si este negocio tratase solo de ropa, lo haría por el resto de mi vida, pero desafortunadamente no es así”…, haciendo referencia a su rechazo por el politiqueo que hay detrás de cualquier transacción fashionista, a las mentiras y a las falsas narrativas.
Hablando de rumores malignos y fake news, entre los comentarios de los usuarios de IG que intentaban descifrar lo que realmente se escondía detrás de esta decisión de dejarlo todo, el motivo más surrealista era que no había podido superar la indignación y humillación que sufrió al estar sentado en segunda fila en un desfile de la moda de París, detrás de una de sus famosas clientas. En fin.
Lo importante aquí no es el antes, es el después. ¿Por qué? Porque Roach pertenecía a una estirpe de estilistas excepcionales, capaces de hacer brillar a quien visten y no pretender lo contrario. Mientras algunos utilizan a sus clientas como vallas publicitarias para sus egos y sus negocios paralelos, Roach pretendía simplemente hacer su trabajo y hacerlo bien. Ergo, vestir a actrices como Zendaya o Anya Taylor-Joy en looks que van acorde con sus personalidades, con la ocasión y creando juntos un estilo propio. Lo que no hacía era vestirlas como clones entre sí, ni como clones suyos, como hacía hasta hace poco Maeve Reilly, la exestilista de Hailey Baldwin, con sus famosas clientas a las que enfundaba en chaquetas oversize y Air Jordans. Una técnica que recuerda un poco a la de la estilista Rachel Zoe, que coló el boho chic a capón en nuestras vidas a principios de los años 2000, vía sus clientas Mischa Barton, Lindsay Lohan y Paris Hilton en forma de batallón bohemio sartorial.
¿Lo siguiente para Roach? Todo apunta a que se ha reinventado como modelo, después de desfilar para Hugo Boss. Lo bueno, que cuando sea famoso se podrá ahorrar el estilista.
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