Garci tiene un lugar, un lugar físico, en Madrid , el CondeDuque desde el miércoles. De Garci hay que escribir hasta aburrirse, porque solo Garci es Madrid, y es Gijón, y es esa enciclopedia que nos abrió de pequeños al mundo del blanco y negro, o de los centauros del desierto, o de la silla transportadora de Charles Laughton en 'Testigo de cargo'. Los de hoy, los macarras/popes de la moral, censuran los cigarrillos de Bogart que son/no son los mismos de Germán Areta. Qué más da, que aquí sabemos que el cine hace sus hombres y la sociedad los destruye, o trata de destruirlos porque suelen, los mejores del oficio de la cámara y el sueño, ser íntegros, liberales,...
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