Debutar en
Fórmula 1 es el sueño de todo niño que empieza en el karting y va creciendo en el automovilismo categoría a categoría. Y debutar con
Ferrari ya es algo inimaginable. Así que la oportunidad que le cayó del cielo a
Olliver Bearman en el GP de Arabia Saudí fue un regalo del destino que debía aprovechar. Pero lógicamente tenía sus contras.
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