¡Que viene Luque! ¡Y cómo viene! En el nombre del padre un capote que barrió con todos, sacando la escoba. En su nombre el brindis del dolor. En el nombre del padre una faena de ciencia, técnica y valor. En su nombre el momento de la verdad, el de esa hora final con la que Daniel Luque firmó la estocada de la tarde (y de la feria). Como esculpida por Benlliure floreaba la empuñadura en el mismísimo hoyo de las agujas. De tú a tú el encuentro, desafiando metáforas de vida y muerte. Un silencio se hizo entonces en una Maestranza que empujó y se volcó con el matador de Gerena, aunque la banda de música anduviese cicatera. Los oles...
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