Promesas incumplidas en la Seguridad Social
Ahora dedicado a perfilar un ambicioso plan con el que aumentar la productividad de los funcionarios, José Luis Escrivá dejó el Ministerio de Seguridad Social con la promesa, incumplida, de reformarla para agilizar su funcionamiento, incentivar económicamente la labor de sus empleados y ampliar la plantilla a través de la convocatoria de oposiciones. Aquellos anuncios sirvieron para desactivar una huelga –primera en la historia de la Seguridad Social– que un año después vuelve a asomar por el horizonte de un organismo desbordado e ineficiente. No se trata de ceder a las exigencias de un colectivo laboral que pide mejoras, sino de responder a las necesidades de quienes, por miles, aún tienen que recurrir a la cita previa , recurso de urgencia ya enquistado en esta ventanilla de la Administración, para ser atendidos. Faltan profesionales, cualificación y presupuesto, y hay muchas partidas superfluas de donde sacarlo.