Domingo de Corpus, el de la Ascensión, en San Juan de la Palma
Este año el calendario en mayo está apretado, es el motivo por el cual coinciden la gran mayoría de las procesiones sacramentales en este tiempo de pascua, a concluir en Pentecostés. Hasta seis salidas con el Santísimo en una mañana espléndida para este tipo de procesiones que afortunadamente no se mantienen con el pasos de los siglos, sino que se incrementa. Destacó por encima de todo el Corpus o eucarística de San Juan de la Palma. No faltó la majestad de San Lorenzo, la más conocida junto a la del Sagrario. La de la O que va a más año a año, la del Porvenir, San Gil y Omnium Sanctorum. Una procesión, la de la Amargura, que conmemora el tercer centenario de la hermandad en su actual sede canónica. Prácticamente la mayor parte de su historia la tiene escrita en esta sede canónica. La hermandad viene t rabajando durante bastante tiempo para celebrar esta procesión que creó expectación y así ante la gran asistencia de público. Con tiempo, trabajo y dedicación, es difícil que algo salga mal. Tres pasos recorrieron la feligresía de San Pedro en una mañana que pasará a la historia de la hermandad. Quizás la Amargura ha llevado a cabo su procesión eucarística más importante desde su nacimiento. La banda de las Tres Caídas de Triana al completo, ataviada de gala, como no puede ser de otra manera por ser una procesión en la que preside el Señor, lo que está por encima de todo. Eran los primeros sonidos de la salida, seguidos por la campana del joven carráncano que anunciaba la llegada de Dios, con mirada fija, sonriente, como el diputado, padre e hijo juntos, era complicado saber quien disfrutaba más. Poco después, tras muchos niños, el primer paso, el de San Juanito, uno de los más comentados en la procesión. Eran las andas cedidas por el Valle, portadas por los más pequeños de la Amargura que quieren aprender uno de los oficios más antiguos e importantes de las cofradías. No faltó la charla del capataz de la Virgen, lo que les propició un momento que jamás olvidarán. Seguía el cortejo con más hermanos de cirio, dando paso a la salida del Niño Jesús sobre el paso de la Pura y Limpia del Postigo. En ese instante, la banda de las Nieves de Olivares interpretaba la marcha 'Amarguras'. Avanzaban por la plaza de San Juan de la Palma para ir camino de la parroquia de San Pedro. Poco después, una vez todo el cortejo fuera, cruzó el dintel el paso de la custodia, pieza restaurada recientemente por Enrique Castellanos. Las andas eran las de la Virgen y los candelabros del misterio, un conjunto digno de ver. Durante la procesión hubo rezo de estaciones en el enorme altar instalado por la hermandad de la Cabeza, Espíritu Santo, Santa Inés, Santa Ángela de la Cruz, el Pozo Santo y San Pedro. La custodia, mientras se adentraba en el interior de la parroquia, al fondo, el paso del Cristo de Burgos ensayando para la salida extraordinaria del próximo 1 de junio por el 450 aniversario del crucificado. Era una mañana especial, de auténtica hermandad, de salir para dar testimonio de fe, de disfrutar sin necesidad de mirar el reloj más allá para cumplir el horario y de familia. Una oportunidad de ver a esos padres con sus niños ataviados de monaguillos, de amigos que cogían un cirio para estar juntos, de esos hermanos que decidieron ver la procesión desde fuera. Cada hermano, sin verlo ni quererlo, tenía su propia función y, fuera la que fuera, es lo que ha provocado ser de esta procesión un éxito. Tal es así que los presentes decían: «Esto debería seguir saliendo» , «Esperemos volver a verlo alguna vez más». La Amargura expuso en la calle una parte del patrimonio, quizás parte del más desconocido y con un valor enorme. Entre los hermanos destacaron el paso de San Juanito. Repleto de niños con una ilusión enorme de meterse debajo. Ocurrió una anécdota en la última chicotá de los más pequeños. Desde el paso se oía perfectamente a la banda de las Tres Caídas, en ese instante, tras ese niño que soltaba «Vámonos», con un arte increíble, el paso comenzó a hacer cambios, lo que provocó el aplauso de los padres y presentes del momento. Seguro que esos niños no olvidarán jamás esa experiencia. Fue maravilloso ver al Niño Jesús de San Juan de la Palma por las calles. El del Sagrario y la Magdalena son los más conocidos, pero habría que incluir a este entre los mejores, una talla que llegó a salir en el Corpus de Sevilla. Mientras, en la custodia , un paso novedoso de grandes dimensiones, sonaba un repertorio muy medido, propio de una procesión eucarística, alegre. Porque el estilo y la personalidad no tiene que ser en todo igual, cada cosa tiene su momento, y de eso la Amargura sabe y mucho. Se cerró un acto importante, pero en unos días, la hermandad inaugura una exposición por todo lo alto en la Fundación Cajasol. Una corporación que no entiende de proyectar, crear y ejecutar. Majestad de San Lorenzo m. j. rodríguez rechi Las caras del Corpus de la Amargura m. j. rodríguez rechi