No parecía un monstruo; más bien un tipo de facciones al uso. Las crónicas del siglo XV dijeron de Vlad III que no «tenía un cuerpo demasiado pequeño» y que poseía «una cara fuerte», con «una nariz inflada». Poco más. Sin embargo, ese chico normal, hijo del soberano del principado rumano de Valaquia, ha pasado a la historia por su conducta atroz y sus execrables locuras como mandatario. El sobrenombre que se granjeó lo dice todo: 'Tepes'. Triste apodo que podría traducirse como el empalador. Y es que solía clavar a sus enemigos en una pica para generar pavor y evitar la invasión de su reino. Es difícil saber de dónde le venía a Vlad esa macabra imaginación. Aunque es...
Ver Más