Algunos de los líderes estudiantiles de la acampada pro-palestina de la Universidad de Sevilla corrieron delante de los grises. Entre la muchachada que se ha apostado en alegre convivencia sobre la hierba del Rectorado destacan varios sujetos que no han tenido que pedir permiso a sus padres para participar en la protesta. Los han podido ver en las ruedas de prensa: activistas puretones que hablan de la universidad como si fuesen adolescentes, aunque hicieron la EGB. Comparten el entusiasmo antisemita de la chavalería, pero les delatan las greñas canosas, la trabajada barriga cervecera y unas arrugas que apuntan a remotas movilizaciones por la amnistía (la de los presos del franquismo, no la de los golpistas catalanes, que también). Indago entre...
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