Lo del Sevilla FC y Quique Sánchez Flores era un matrimonio imposible desde hace tiempo. Y eso que el técnico madrileño consiguió de manera holgada el objetivo para el que fue contratado. Mendilibar y Diego Alonso dejaron al equipo al borde del abismo de la Segunda división, con 13 puntos de 48 posibles. Pero Quique fue capaz de levantar la nave y cortar la hemorragia de derrotas hasta firmar la salvación con cinco jornadas de antelación. Su trabajo fue serio, honesto y depuró el vestuario de los vicios que lo llevaban al hoyo. Contó con la cantera, con jugadores como Kike Salas que ahora son referencia en LaLiga. Todo bajo un esquema resultadista, arropando bien el equipo atrás y afilando...
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