Este fin de semana se confirmó lo que alertamos en estas páginas el martes pasado: lo del pacto ficticio en el Ayuntamiento de Sevilla no era más que el pistoletazo de salida de la campaña de Vox a las europeas, un teatrillo ad hoc para calentar el gran número del fin de semana. Irrumpió en Vistalegre el excéntrico presidente argentino cantando cual parroquiano de Los Martínez a las cuatro de la mañana, dispuesto a embestir en la muleta que Sánchez le puso con las inaceptables declaraciones del ministro de Transportes, el que ocupa la cartera del Fomento de la polarización. En esa cita, todo un monumento a la diversidad de la intransigencia, el partido de Abascal se congratuló de exhibir...
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