Quizá gritarle «guapo» al director adjunto del periódico en el que trabajas no sea lo más ortodoxo. No sé qué establece sobre eso el feminismo hegemónico. Pero cuando le entregan el (merecidísimo) premio Fam Pop- Eye de las artes a mejor novela del año a un magnífico escritor, excepcional periodista y maravillosa persona, el formalismo de que sea tu jefe es lo de menos. Me pudo el entusiasmo, para qué negarlo, y no reparé en protocolos. Recordó Agustín Pery en sus agradecimientos a otro grande, a David Gistau, al que todos seguimos añorando, y la ovación del público fue emocionante. Entre ese público se encontraban otros de los premiados: los también periodistas Juan Soto Ivars (con calcetines con dibujos de...
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