Cuando Sonorama Ribera (por entonces, sin apellido), montaba su único escenario en la plaza de toros 'La Chata' de Aranda de Duero, a finales de los noventa, nada le hacía presagiar los compañeros de viaje que se echaría en apenas un cuarto de siglo. Nada tiene que ver el panorama festivalero del verano de hoy al de hace dos décadas. Hace tiempo que en Castilla y León también se instaló la fiebre festivalera , convirtiéndose estos grandes eventos en un buen reclamo para visitantes y una importante fuente de ingresos para la zona donde se celebran, defienden los organizadores. «Generamos muchos puestos de empleo. Unas mil personas trabajan en Conexión», defiende Álvaro Vidal, director del festival vallisoletano. Convencido de que...
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