Se autoproclamó «insumiso judicial», ocupó fincas y asaltó supermercados. Sus años de gloria mediática se difuminaron tras la irrupción de podemita, cuya nueva cainita amalgama de cachorros comunistas, anticapitalistas y sindicalistas combatió por la cuota de protagonismo que antes monopolizaba una dupla quijotesca por los campos de la vieja Andalucía. La irreversible distancia física e ideológica con su inherente camarada Sánchez Gordillo, segunda deidad de la lucha jornalera, terminó desplazándolos de la escena pública. Pasado un lustro de discreta relevancia, reapareció el pasado miércoles en Arahal tras haber convocado a todos sus correligionarios como pr otesta por la moción de censura que terminó dando el finiquito a las casi dos décadas continuadas de gobierno de Izquierda Unida. En su diatriba...
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