Djokovic la toma con el árbitro y manda una raqueta contra la grada
Novak Djokovic perdió contra Andy Murray por un doble 3-6 en un partido en el que el escocés sacó su mejor tenis en tierra batida. El nuevo número dos del mundo desesperó al tenista que en tantas otras ocasiones le había humillado en la pista y se llevo varios puntos inverosímiles gracias a sus ganas de luchar por cada pelota.
Sin embargo, el británico también fue mejor que ‘Nole’ en el apartado anímico, ya que el número uno del mundo acumuló demasiada presión tras sus partidos contra Nadal y Nishikori. El de Belgrado perdió definitivamente los nervios en el cuarto juego cuando cedió por primera vez su servicio.
Djokovic tiró contra el suelo su raqueta en ese momento con la mala suerte de que acabó rebotada contra la grada y un espectador la tuvo que parar con sus manos. Por eso, el juez de silla, el argentino Damián Steiner, le señaló un warning que el mejor tenista del momento intentó justificar.
Sin embargo, su desesperación fue más evidente cuando se vio 3-4 por detrás en el segundo set. Según él, la pista estaba demasiado mojada para la práctica del deporte. “No quiero jugar”, le dijo al árbitro de forma acalorada mientras explicaba que era “demasiado peligroso” continuar así. “Tienes que jugar, ya no llueve”, fue la respuesta de Steiner. De esta forma, Djokovic no pudo frenar la marcha del encuentro y cayó derrotado sin remedio.
Djokovic complaining about conditions: "Twice, it's too f****** dangerous to play". #RomeMasters https://t.co/1Qx2iOhsIZ
— Ben (@Jamin2g) 15 de mayo de 2016
"Pedí tener una pausa de unos minutos para arreglar la pista. No entendí por qué no podíamos parar el juego. Jugamos en un campo muy mojado, sobre todo en la línea de fondo, y podíamos lesionarnos”, explicó a los medios tras el encuentro.
“¿Es necesario que uno se lesione antes de que se vea que no se puede jugar? Para mí es ridículo que el árbitro, que no lleva zapatillas de tenis, baje al campo y diga: sí se puede jugar”, declaró para cargar contra el juez de silla, pese a que ya había tenido tiempo para pensarlo todo en frío.