La ley chubasquero
No es la ley seca, es la ley no me voy a mojar, o la ley chubasquero. Y, bueno, no sería un problema para esta administración si durante la campaña electoral no hubieran abanderado de la manera que lo hicieron la libertad absoluta, esa defensa acérrima de que cabía la penúltima, de que los tanques tenían que salir a la calle. La rebeldía ha durado lo que dura un cigarro en la puerta de un bar, lo que tarda en desvanecerse ese hechizo de cebada que sube a la cabeza y convierte las ideas complejas en ocurrencias fácilmente realizables. Читать дальше...