Elena Blasco : «Nosotras somos las primeras que nos maltratamos, aunque solo sea por quedarnos con las personas que nos maltratan»

Charlar con Elena Blasco es un recorrido fascinante por la experiencia: una amalgama de inquietudes vitales expresadas a través de un arte multidisciplinar. Para esta artista nunca ha sido un problema probar cosas nuevas , pues su principal objetivo simplemente ha sido y es «dejarse fluir» a través de su habilidad mientras busca transmitir su visión personal de la vida. De este modo, se sirve de la fotografía, de esculturas, pinturas e instalaciones para componer una identidad muy marcada, fresca y auténtica.   Noticias Relacionadas estandar No ARCO 2023 Roberto González Fernández: «Quiero que la gente se acostumbre a ver obras de arte de verdad, no en una pantallita» ANDRÉS GERLOTTI SLUSNYS estandar No arco 2023 Nicolás Combarro: «Existe una tendencia hacia la monumentalización y la ostentación del poder político» GERARD BONO No se tarda demasiado en percibir el intenso y variado colorido en su producción, así como una estética algo naíf que funciona casi como un juego intencionado para maquillar la verdadera potencia e intención crítica que poseen sus obras. La producción de Blasco está cargada de cuestionamientos al funcionamiento de la sociedad , ironía y humor ácido, significados que el espectador tendrá que ser capaz de interpretar. «Me parece triste y grandilocuente que yo tenga que contarlo», asegura la artífice. Hacer la vida más fácil Nacida en el Madrid de la década de los cincuenta, Blasco se licenció en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, aunque asegura que, si bien su paso por la facultad fue algo decepcionante, le «facilitó la vida». Sus inicios en el arte no fueron sencillos : mientras se desarrollaba como artista, convergía la Nueva Figuración madrileña, la de los también conocidos como Los Esquizos de Madrid. Pero fue probablemente su rechazo a encajarse en algún movimiento o grupo que pudiera definirla o limitarla lo que la llevó por su propio camino artístico. «No denominaba mi arte de ninguna manera», asevera. Al ser preguntada por sus principales influencias, la artista asegura no haberlas tenido, aunque reconoce su gusto por Tàpies desde que era una niña. «No conocíamos a los americanos o a los alemanes… No nos los enseñaban. Cuando era pequeña hacía cuadros como de amor, y ponía ‘Tàpies y Elena’», afirma sonriente. Sin embargo, y a pesar de tener claro quién quería ser, la artista cuenta cómo recibió críticas de los grandes de la época , quienes reconocían que su arte era «vibrante», pero no vendía, un factor determinante para ser aceptado en alguna galería. «Cuando vi que esto era lo que pasaba, entendí que tenía que tener un sueldo. 'No quiero problemas de dinero', me dije», explica la artista, quien cuenta que acabó convirtiéndose por ello en profesora. «No me importaba en absoluto vender, ya tenía un sueldo garantizado. Durante años exponía y me iba a casa. No se trataba de hacerme famosa», asegura. «Para mí, el material es el lenguaje... No puedo pintar lo mismo sobre el lienzo que sobre el papel» Blasco, cuyo trabajo recalará pronto en la galería Espacio Mínimo (desde el 28 de enero), explica que su arte «tiene ganas de vivir», y revela que continúa sorprendiéndose por la «perfección de las cosas», por ejemplo, la nariz de un felino. «El misterio y la sorpresa ante la vida que sigo teniendo es lo que me gusta contar» , declara. Al hablar, deja claro que la libertad fue y continúa siendo un concepto fundamental en su desarrollo artístico. Asimismo, manifiesta que su proceso creativo se rige bajo un precepto similar. «Estoy, por ejemplo, en una tienda de segunda mano y me compro algo, y así voy cogiendo cosas. Me impactan, las cojo, y pienso ‘esto me va a servir’. Pueden pasar años… Y luego pienso, ‘esto era para esto’. Todo sucede de una forma muy juguetona, muy misteriosa y mágica». Es por ello que para esta autora los materiales que elige no son al azar. «Para mí, el material es importante porque es el lenguaje. Yo no puedo pintar lo mismo sobre lienzo que sobre el papel o sobre el plástico, porque no te lo admite. Cada material te pide cosas», expresa, dejando entrever la sensibilidad artística con la que parece percibir en los objetos una esencia imperceptible por los demás. «Me inspiran mucho los materiales. Son maravillosos. El látex, por ejemplo, es atractivísimo», remata. «Me gusta contar el misterio y la sorpresa que sigo teniendo ante la vida» Blasco explica con gracia algunas de sus creaciones más escultóricas , como aquellas realizadas bajo el gusto que tiene por utilizar representaciones de melenas en las instalaciones que monta. Introduce para ello materiales diversos y dimensiones que rompen con la naturalidad y el espacio. «El pelo me hace mucha gracia. Siempre estamos con el pelo, y es una cosa muy rara que me llama la atención». Así pues, reconoce enfrentarse a la dificultad de vender piezas como estas . «La gente es aburrida y no se arriesga». Pero remarca nuevamente que nunca ha prestado demasiada atención a esta circunstancia. «A mí me interesa más la libertad plena», declara. Por otro lado, Blasco no necesita ponerse seria para enseñar su lado más reivindicativo: «Me considero feminista, desde luego», confiesa mientras enseña algunas de sus obras, entre ellas ‘¿Y cómo sabemos que usted no disfrutó?’, una impactante tela amarilla teñida de rojo que yace en el suelo en una instalación, o ‘Ella a menudo se violaba también’, con la que afirma que «nosotras somos las primeras que nos maltratamos, aunque solo sea por quedarnos con las personas que nos maltratan». Como artista consolidada desde hace varias décadas, Blasco es capaz de poner en perspectiva la sociedad actual y enfatiza que «a la gente ya no le importa mucho el arte». Asimismo, no se priva de analizar a los artistas actuales y su forma de concebir el arte. Así, concluye que «ahora todo va a una velocidad bárbara, y el arte requiere tiempo, pensamiento y entregarte. La gente no tiene tiempo de hacer las cosas tan cuidadosamente ni desde su interior».