Ahora que coincide la campaña electoral con la de la renta, es un buen momento para saber en qué se gasta nuestro dinero quien tiene la potestad de arrebatárnoslo legalmente. Porque nos repiten hasta la saciedad que pagamos impuestos con el fin financiar la sanidad y la educación, pero lo cierto es que sufragamos otra multitud de cosas que nada tienen que ver con esas necesidades básicas. Cosas a menudo inútiles o cuando menos prescindibles, cuya razón de ser estriba en el deseo de obtener votos por parte de quien las regala abonándolas, eso sí, con nuestro peculio y no el suyo. Por ejemplo, esos viajes en tren por España o por Europa reservados a los jóvenes, subvencionados al 90...
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