Ojalá no se hubiera impuesto la lógica amigo-enemigo. Cuánto me complacería regresar a la España del abrazo, verla resucitar bajo el cuadro de Juan Genovés según el espejismo de hace siete años, cuando alcanzar un pacto de legislatura entre Ciudadanos y el PSOE fue tan fácil, cuando Podemos prefirió que gobernara Rajoy, cuando no sabíamos (nadie lo sabía) quién era Sánchez. Ojalá los jóvenes que desprecian la Constitución porque no la votaron supiesen lo que es una Constitución, estuvieran familiarizados con la historia de la España contemporánea, comprendiesen lo excepcional de este período que agoniza. Por cierto, yo tampoco pude votar la Constitución, me faltaban tres meses para la mayoría de edad, y siempre la he considerado mía, nuestra. Siendo...
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