Geraint Thomas es el único que no falla en el Giro

Transita el Giro por las montañas bellas de Europa , tramo decisivo para ordenar la carrera que acaba el domingo, y asoma un argumento por encima del resto: Geraint Thomas, el galés, es el único que no falla. No ha errado en ningún viaje, tampoco en el Val di Zoldo, y esa regularidad es su premio. Maglia rosa. Líder de un Giro aburrido que le niega todo al francés Pinot. En la cima de una etapa cuatro estrellas, mano a mano con el campeón de Italia Filippo Zanna, Thibaut Pinot vuelve a inclinarse y se vacía para ser segundo. Tiene la compensación el jersey azul de rey de la montaña, pero ¿ qué es un rey de la montaña sin su victoria de etapa? Ha aparecido Primoz Roglic, puesto entre interrogaciones el esloveno para su legión de seguidores. De nuevo su fiel Kuss ha acelerado en las montañas para limpiar el pelotón y despejar el camino a su jefe. Noticias Relacionadas estandar No Ciclismo Dainese triunfa en otro final de 'foto finish' S. D. estandar No ciclismo El Giro más tedioso: McNulty rentabiliza otra fuga consentida José Carlos Carabias Lo consigue el escalador estadounidense, un trepador de primer al que hubiera sido un gusto auscultarlo como líder de un equipo y no como gregario premium. Kuss deja solos a Geraint Thomas y Primoz Roglic en la selección natural que provoca en el encadenado de dos puertos de segunda (COI y Val di Zoldo). Por allí resbala el portugués Almeida, al que apoya una colonia imponente de compatriotas en la subida. En el Bondone se quedó Roglic (medio minuto) y este jueves cede Almeida (una desventaja similar). Roglic es un ciclista superlativo, que convierte su serena neutralidad en un aliciente. Tiene 33 años y unas maneras: ha ganado tres Vueltas por su potencia en las metas de montaña que le otorgan bonificaciones y el dominio contrarreloj. Almeida está por ganar. Ciclista de coraje, de los que aguantan, buen contrarrelojista, no dispone de una faceta especial para arrinconar a los demás. En ese punto emerge Geraint Thomas, que cumplía años (37), vencedor del Tour 2019, ciclista regular que ha hecho cabalgar de nuevo al Ineos, aquel equipo poderosísimo llamado Sky con Froome, Wiggins o Bernal que anestesiaba los Tour con su ritmo constante y cansino de los potenciómetros. El Ineos ya no es la máquina perfecta que no perdía piezas. En el Giro sus ciclistas son humanos. Trabajan y se quedan, no aguantan. Pero martillean con el paso adecuado para Thomas que dicta la tecnología. Lo que falta Thomas tiene 29 segundos de ventaja sobre Roglic y 39 respecto a Almeida. Diferencias muy cortas con el material que viene. Este viernes, un recorrido sideral por montañas emblemáticas de los Dolomitas, el Passo Giau (10 kilómetros al 9,3 por ciento de desnivel medio, a 2.236 metros de altura) y las Tres Cimas de Lavaredo (ocho kilómetros con tramos al 18 por ciento). Y el sábado, la cronoescalada al Monte Lussari (diez de llamo y ocho para arriba). Giro abierto, con el veterano Thomas presto a cazar su segunda grande. De caza volvió a salir Pinot con todo el orgullo competitivo que lo caracteriza. También con sus limitaciones. Es un ciclista de potente arrancada, que no finaliza bien y, como se demostró el otro día, pierde los papeles sin mucho sentido. Zanna, italiano reconocible por maillot tricolor de campeón nacional, le robó la cartera cuando ya se veía vencedor.