La nicaragüense Gioconda Belli, premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
La escritora Gioconda Belli (Nicaragua, 1948) ha sido galardonada con el XXXII premio Reina Sofía de poesía iberoamericana. Publicó su primera obra con 20 años y desde entonces su vida ha estado comprometida con dos causas: la literatura y la política. Belli es la tercera nicaragüense en recibir este premio después de Claribel Alegría en 2017, y Ernesto Cardenal en 2012, aunque la dictadura de Ortega la despojó de su nacionalidad así como a otras 93 personas. «Este es un premio es gran honor porque lo han ganado poetas que yo admiro muchísimo, como Cardenal o Alegría y sentirme a la par que estos poetas me hace muy feliz», asegura a ABC. La autora se nutrió de la poesía que le precedía antes de comenzar su carrera literaria, así como de los poetas que «pasaron la antorcha» a su generación: «Estoy contenta de haber seguido esa tradición de excelencia de la poesía nicaragüense». Sus primeros poemas causaron revuelo porque abordaban el cuerpo femenino. «Hablé de mi cuerpo y celebré mi ser mujer. Esa ha sido una de las marcas de mi poesía, la celebración del ser mujer, el gozo de tener un cuerpo femenino. Lo celebré y lo seguiré celebrando». Piensa que esto marcó un «momento diferente» en la poesía latinoamericana. «Todavía el cuerpo femenino es motivo de violencia, motivo de discordia, motivo de irrespeto», asegura. «Yo reivindico la celebración que requiere, pues es un cuerpo maravilloso, un cuerpo que puede dar vida, un cuerpo bello…», añade. Para la autora este premio llega en un momento crucial en su vida. «Al ser despatriada, me siento muy feliz de recibir este premio como poeta nicaragüense que soy. Siempre he dicho que ser nicaragüense nadie me lo puede quitar». La poeta afirma que este premio se lo quiere dedicar a su país. Exiliada en Madrid, la poeta reconoce que Nicaragua tiene una larga tradición de poesía. «Nicaragua es Rubén Darío, Ernesto Cardenal, Carlos Martínez Rivas… La poesía en Nicaragua es un deporte nacional», afirma. Para Belli, toda persona es poeta hasta que no se demuestre lo contrario. «Rubén Darío fue un héroe cuando en Nicaragua aún no había héroes» añade.