Sánchez siempre ha sido un líder precario, que accedió al poder por sus maniobras y falta de escrúpulos, dispuesto a vender y malbaratar la dignidad de su partido y sobre todo del pueblo español para contentar a antisistemas y separatistas. Lo que pasa es que lo hemos olvidado y nos acostumbramos a la anormalidad y a esa propaganda que lo sitúa de derrota en derrota hasta la victoria final. Una enorme tontería. La calle lo ha visto siempre claro, el respeto a la supuesta fuerza de Sánchez viene de los despachos, las moquetas y los coches oficiales: el miedo al poderoso. Ayer adelantó elecciones como una improvisación desesperada, tras un varapalo y después de quedarse sin partido, porque ya carece...
Ver Más