Estamos en año electoral, período en que los partidos llaman a filas a todas las fuerzas vivas de la sociedad. No se libran tampoco las empresas. Dónde ponga su sede Ferrovial , o qué impuestos pague Zara, son solo algunos ejemplos de lo que puede incorporarse al discurso político. Pero hay aquí cuestiones de interés más general y permanente. ¿Qué obligaciones tiene la empresa con la sociedad y con 'su país' en concreto? ¿Se reducen al cumplimiento de la ley o van más allá? ¿Y qué sucede si la empresa puede saltarse y hasta reescribir las reglas del juego a su conveniencia? En definitiva ¿a quién deben servir las empresas y sus directivos? Con frecuencia repetimos posicionamientos ideológicos, que meten...
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