Debió ser Margaret Thatcher, plagiando a Churchill, quien dijo que el socialismo fracasa cuando se acaba el dinero «de los demás». El sanchismo lo supone y por eso ha encontrado una variante del virus: mientras quede un solo euro de los demás la fiesta socialista no se acaba del todo y la batalla no debe darse por perdida. Ximo Puig ha repartido dos millones de euros entre las organizaciones afines desde que salió derrotado de las urnas, deja así una hucha de reserva para los colectivos nacionalistas que sueñan con una Valencia catalanizada y lo más alejada posible del resto de España. Mientras el Gobierno de las Calviño y Montero manejan los Presupuestos a modo de rifa, cualquiera puede salir...
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