La Administración española, al menos desde Galdós, es como la boca de una ballena; engulle todo lo que encuentra a su paso y no hay presupuestos públicos capaces de saciar su vientre. Lo más sospechoso de las políticas contra la violencia machista está en la cantidad de chiringuitos y sueldos que ha favorecido, hasta moldear un nuevo negocio sostenido con los impuestos. Pero esto nada tiene de nuevo. Los ayuntamientos, las universidades, las diputaciones, están atestadas de organismos inservibles, obsoletos, inventados en algún momento y que carecen de toda utilidad pasado un tiempo. Aunque nadie se replantea su existencia, porque sirven para colocar a los afines. La izquierda va a tardar años en cogerle el punto a Díaz Ayuso porque...
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