Las VTC –los Uber, Bolt, etc para entendernos– me hacen un gran servicio de madre de adolescentes. No sé si tanto como para considerarlo servicio público pero, aunque somos cada vez menos por la demografía, tampoco somos pocas, que todo es cuestión de organizarse e imponer agenda política. Nuestros hijos salen de marcha a sitios un poco remotos, luego lo piden en formato casi autobús y van cayendo uno a uno en las puertas de sus casas, con los gastos repartidos. No hay que preocuparse sobre si serán prudentes como para no montarse en el coche de alguien que dice que controla pero, en fin, ese control de tranquis, bro, que voy bien. Donde vivo, además, noto que hay una...
Ver Más