Ya lo dijo el poeta: «Que viva España». Cuando las cosas o los seres principian a no gustar a nadie, es que una etapa se cierra u otra se abre. Olas del cambio de mareas. Cuidado con el exceso de euforia, avisan los cautos. Pero nos hemos venido muy arriba, y el camarero De la Riva pone a Manolo Escobar. ¿Más alto o más veces? ¡Todo! Transistor y bailecito en el restaurante. La gente no se comporta, y está en su derecho. Vuelve España a modelar con sencillez evocadora el bipartidismo, no precisamente sencillo, sino complicado. Vuelve el sensacionalismo y la emoción del cambio, vuelve la cultura del '¡Hola!', ya agotada en todos los quioscos. Una ha felicitado a doña...
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