Ley de Vivienda: sin resolver un problema, crea otro
Como era previsible (y así se apuntó desde estas páginas) y como quedó demostrado en el decepcionante precedente ensayado en Cataluña en 2020, la entrada en vigor de la ley de Vivienda no ha hecho otra cosa que distorsionar el mercado, ampliar las garantías para morosos y ocupantes ilegales y debilitar el derecho del propietario. Pero además deja la puerta abierta a triquiñuelas para fintar la norma por no haber regulado el alquiler de habitaciones, al que se han lanzado muchos arrendadores para eludir el tope establecido en la nueva ley. De tal forma que ahora compartir piso sale bastante más caro que antes de la entrada en vigor de la nueva legislación en materia de vivienda. Es decir, sin haber resuelto un problema -más aún, es previsible que se agrave- se ha creado uno nuevo con el incremento en el arrendamiento de habitaciones, que afecta especialmente al estrato de los jóvenes, dificultando todavía más su emancipación.