En la pedrea del reparto de sillones ministeriales, el PSOE gallego se va de vacío. Es cierto que su reto era complejo: defender la cartera de Sanidad con un político como José Miñones, de perfil indefinido y escasa talla política. Ni es un nombre relevante en la estructura del PSdeG, ni tenía aspiraciones, ni tampoco su gestión del Ministerio ha sido abracadabrante. Todo lo más, aparecerá en las crónicas periodísticas como el inquilino ministerial cuando se le dio carpetazo definitivo a la pandemia, pero mucho tiempo después de los meses más duros del Covid. Tampoco nos engañemos: con la gestión sanitaria transferida a las Comunidades Autónomas y sin un episodio crítico como una pandemia, el ministro de Sanidad –del partido...
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