El Madrid sucumbe tras una noche infernal en Estambul
PESTAÑA fenerbahce-madrid-j11-euroliga-23/24 Crónica 4 El Real Madrid, casi con desesperación, buscaba una prueba que estuviese a la altura de sus heroicidades en la Euroliga. Y la encontró en Estambul ante el Fenerbahçe, partido duro donde los haya, tanto en lo físico como en lo mental. Arrasaron los blancos en el inicio gracias a un Campazzo en trance, indefendible, pero acabaron encontrando un duro muro en la segunda mitad, crecidísimos los turcos ante la posibilidad de endosarle al campeón continental la primera derrota del curso. Tal fue la igualdad que el duelo se fue a la prórroga después de remontar los locales 14 puntos. Allí, en el abismo, los blancos, por primera vez, mostraron flaqueza. A falta de seis segundos para el final y con el Madrid uno arriba, los turcos robaron un pase de Campazzo y el israelí Madar , sobre la bocina y con un arco inverosímil, le endosó la primera derrota en Euroliga del curso al Real Madrid. Ya no ruge como antaño el lado asiático de Estambul, proyecto putrefacto el del Fenerbahçe , lleno de grandes nombres (Papagiannis, Guduric, Calathes, Wilbekin) pero carente de alma, de conexión con su ferviente grada, apagada tras años de decepciones continentales. Quisieron los turcos rememorar el glorioso pasado con un gran inicio de partido ante el Real Madrid, dinámico, punzante, pero hace falta un calibre mucho más grande para hacer temblar a los blancos. Cada canasta era una bofetada de realidad, carente de piedad el conjunto madridista, feliz de que se le planteen desafíos y asfixiantes atmósferas para, prácticamente, reírse de ellos con su aplastante baloncesto. Campazzo era magia, estratosférico el argentino en la anotación (16 puntos en el primer cuarto en siete tiros sin fallo), y era toda una gozada ver al joven Ndiaye multiplicarse en el parquet, que parecía del tamaño de una caja de zapatos para su gigante zancada. Las decisiones arbitrales caldearon el ambiente, una de las últimas balas de los locales para no descolgarse en el marcador. Además, un espectacular mate de Motley a dos manos y una buena penetración de Guduric prendieron de manera definitiva la llama turca. El Madrid se adentraba en la guarida del lobo, con intención de llevarse su piel pero también con la posibilidad de recibir un buen mordisco. Era tiempo de soldados y Mateo sacó a pista a Tavares , Deck y Campazzo para romper un parcial de 10-0 en contra y, como era de esperar, el resultado fue de lo más satisfactorio. El Madrid volvió a robar, a correr, a cazar a campo abierto, y la ventaja fue de nuevo para los visitantes antes del descanso. Aunque el Fenerbahçe parecía que aún tenía algo que decir. Reacción turca Tenían muy malas intenciones los chicos de Itoudis , como si estuviesen jugando una final. Una victoria en casa ante el Madrid podía ser una gesta que cambiase el rumbo de su floja temporada. Y en medio de la presión, del hambre visitante, Llull firmó una de sus jugadas fetiches, un triple imposible, muy bien defendido, que además se llevó un tiro libre de propina. Musa le dio continuidad a la pirotecnia blanca con dos puntos inverosímiles, a una pierna, cayéndose y con falta incluida. Pese a la fiesta blanca, no bajó la intensidad física el Fenerbahçe , hizo desaparecer la diferencia de 14 puntos y mandó el partido a la prórroga tras una genialidad de Wilbekin. El Madrid, durante solo unos segundos, mostró emociones, fue humano. A falta de seis segundos, Campazzo, con el Madrid uno arriba, perdió el balón y Madar , el más rápido, metió una genial bandeja con la zurda y sobre la bocina para acabar con la imbatibilidad del Real Madrid. Estambul, al final, sacó los dientes como antaño.