Tenía ya todos los ojos puestos en él, desde su llegada al banquillo del Barcelona el 6 de noviembre de 2021. Pero ahora nota Xavi que esos ojos lo acusan, desde todos los puntos, sin que encuentre ni en el vestuario ni en los despachos un sitio en el que cobijarse. Se acepta la mayor: « Las sensaciones no son buenas . Hay que ser autocrítico. Estamos en una mala racha», pero comienzan los nubarrones a instalarse incluso en su discurso, más dubitativo que nunca en sus apariciones y con un mensaje nada tranquilizador y que manifiesta su pérdida de poder en todos los estamentos. El primero, en el campo. Se perdió contra el Shakhtar, se pierde contra el Girona...
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