Un año de inflexión económica
El año que comienza debería marcar un punto de inflexión en el ciclo económico en España y Europa. Si las previsiones de la mayoría de los expertos se cumplen, la inflación debería dejar de ser un problema crítico durante 2024 y el Banco Central Europeo (BCE) podría encontrar margen para empezar a bajar los tipos de interés. Es el aterrizaje suave con el que siempre han soñado las autoridades monetarias: dominar la inflación sin inducir una recesión económica. Ese fenómeno hará que, si nada imprevisto lo altera, 2024 sea un año lleno de paradojas con dos semestres muy diferenciados: una segunda mitad del año donde la bajada de tipos debería reanimar al mercado hipotecario y a la inversión privada, pero con una primera mitad que todavía será áspera y restrictiva. Según el Banco de España, el 25 por ciento de los hogares españoles no alcanza a llegar a fin de mes. Esa cifra no hará más que aumentar hasta que no se anime el crecimiento real. Este enero, además, será el más caro de la historia para los consumidores. De momento, el IVA de la luz y el gas vuelve a pasar del 5 al 10 por ciento y retornan el impuesto a la producción y el especial a la electricidad. Pero también subirán los peajes de las autopistas entre un 5 y un 6,65 por ciento. En abril subirá de nuevo el IVA del gas. Y en junio se acaba la rebaja del IVA para los alimentos, un rubro que está liderando las presiones inflacionarias como ningún otro. La apuesta de las autoridades es que a mediados de año la inflación de los alimentos se vaya frenando. Es cierto que en 2023, algunos trabajadores han comenzado a recuperar algo de su poder adquisitivo, pero las cantidades están muy lejos de compensar el deterioro causado por la inflación entre 2021 y 2022 que está en torno a los ocho puntos porcentuales. En lo que llevamos de 2023, el incremento medio pactado en los convenios es del 3,49%, pero no todos los trabajadores están amparados por estos. Por ejemplo los autónomos están al margen y en el mundo de las pymes la variedad de circunstancias es enorme. Nos situamos así en un momento en que las rentas están tocando fondo. Comenzarán a recuperar algo de su poder de compra este año, pero todavía no permitirán que las familias vayan desahogadas. Con un gobierno de otro signo político, menos identificado con los sindicatos, esta situación sería la garantía de una intensa conflictividad social. La banca, el turismo y la construcción fueron los sectores que mejor comportamiento tuvieron en la bolsa durante 2023 y eso significa que los inversores apostaban a que tendrían un buen 2024. Aunque la situación geopolítica global no lo favorece, las cifras de visitantes están batiendo récords y España ha sumado más de 88 millones de visitantes, un 20 por ciento más que en 2022, y podría aspirar a desplazar a Francia como principal país turístico mundial si se lo propusiera en serio. Sin embargo, pese a que los grandes números puedan dar argumentos para que el Gobierno siga proclamando su autocomplacencia, el bolsillo del español medio sufrirá intensamente. Lo hará, en primer lugar, porque como hemos dicho estamos en el punto más complicado del ciclo -cuando la restricción monetaria no acaba de dar paso a un aumento del dinamismo económico liderado por el sector privado- y porque el alegre gasto público debería verse restringido por las reglas fiscales, pero, sobre todo, porque en España faltan reformas estructurales procrecimiento, la presión fiscal empieza a ser agobiante para algunos sectores y la coalición en el poder no deja de exhibir cada vez que puede su vis antiempresarial.