La NASA retrasa a 2026 su plan para volver a llevar astronautas a la Luna
Era un secreto a voces que finalmente se ha confirmado: la NASA retrasa un año, de 2025 a 2026 la llegada de la nueva hornada de astronautas estadounidenses a la Luna. Así lo ha anunciado en una rueda de prensa este martes el administrador de la agencia espacial estadounidense, Bill Nelson. «La seguridad es nuestra principal prioridad», incidió durante el encuentro con periodistas, en el que explicó que la NASA necesita «más tiempo para trabajar en el desarrollo» en la misión Artemis 3, antes prevista para 2025 y ahora retrasada a septiembre de 2026. Lo mismo ocurrirá con Artemis 2, la primera misión en llevar tripulación alrededor de la órbita lunar en más de medio siglo y para la que ya se habían anunciado sus integrantes. La decisión se produce tras saber que el módulo lunar privado estadounidense, Peregrine, que despegó el pasado lunes no tiene «ninguna posibilidad» de realizar un alunizaje suave después de haber sufrido graves problemas en vuelo, según reconoció la empresa Astrobotic, que desarrolló el aparato. La misión debía convertirse en el primer alunizaje de un módulo estadounidense en la Luna desde el final del programa Apolo hace más de 50 años. Astrobotic quería además ser la primera empresa en lograr posarse sobre el satélite después de que dos compañías, una japonesa y otra israelí, fracasaran en el mismo intento. A raíz de una fuga de combustible, «no hay, desgraciadamente, ninguna posibilidad de aterrizaje suave sobre la Luna», declaró Astrobotic en una declaración publicada en X. De momento, la sonda tiene 40 horas de autonomía y se está barajando otras formas de extender la misión. El módulo lunar despegó el lunes desde Florida adosado a un nuevo cohete Vulcan Centaur del grupo industrial ULA. Bautizado como Peregrine 1, el aterrizador fue desarrollado por Astrobotic con el apoyo financiero de la NASA, que encargó a esta empresa transportar hasta la Luna material específico, en un contrato por más de 100 millones de dólares. Estados Unidos está recurriendo al sector privado en un esfuerzo por estimular una economía lunar más amplia y enviar su propia nave a bajo costo