El Nadal más Nadal tumba a Cachín y regala otro día mágico en Madrid

PESTAÑA nadal-cachin-mmo Crónica 4 Explicar a Rafa Nadal es imposible. Solo puede observarse, vivirse, sentirse, en partidos como el de hoy ante Pedro Cachín. Es una victoria y es mucho más, es la negación constante de la lógica, porque vive el balear en la suya propia. Esa que dice que llega con mil dudas, entre mil algodones, pero se marca un partidazo de tres horas en las que no hay espacio para el dejarse ir, para el «mejor me guardo algo», para el «en tres semanas es Roland Garros». No hay mañana para Nadal, se la construye para jugar los octavos, contra Jiri Lehecka. Y mucho más, porque, como decía, quería estar listo para cuando el cuerpo respondiera. Y visto el partido, el cuerpo está respondiendo. Y Nadal está aquí. Mutua Madrid Open Tercera ronda Rafael Nadal 6 6 6 Pedro Cachín 1 7 3 El domingo juega bajo techo y el lunes en abierto, pero sigue recibiendo todo el calor del público, al que le cuesta llegar puntual al encuentro, que todavía es la hora del postre en la zona VIP, pero acaba por abarrotar las 12.500 butacas de la central de este Mutua Madrid Open y corear «Rafa, Rafa» desde antes de que el jugador salte del banquillo para colocar sus toallas. Ya no hay un sentimiento de adiós, porque el balear se probó ante Darwin Blanch y respondió con nota contra Alex de Miñaur, y el personal está de fiesta, ya no piensa en homenaje alguno. Porque este del primer set es, al menos por imagen, el que Nadal que más cerca está del Nadal de siempre desde hace dos años. Aunque el balear sepa lo que lo mueve por dentro, ahí deja la garra, la derecha, el puño en alto. Dure lo que dure, Nadal es cada vez más Nadal. Código Desktop Magnificent in Madrid ????@RafaelNadal | @MutuaMadridOpen | #MMOPEN pic.twitter.com/HoFTxX4MdT— ATP Tour (@atptour)

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Necesitaba Nadal que las cosas fueran más despacio, ralentizar los golpes para minimizar también los del rival. Fuerza reveses altos y derechas largas para que el cuerpo no cruja. Más colocada que fuerte, le basta con mover al rival y acompañar a sus golpes el aliento que parece multiplicar la potencia, aunque solo sea en la cabeza del argentino. Ni un primer servicio el 91 del mundo en su primer turno de saque, temblón de derecha, de revés, de espíritu. Qué difícil es jugar contra Nadal, incluso contra este Nadal, o sobre todo contra este Nadal. Break para empezar y que las gargantas se desaten: «Rafa, te quiero», «Vamos, Rafa». Incluso Albert Molina, representante de Carlos Alcaraz presencia el espectáculo, en un palco escorado acompañado del presentador Arturo Valls. Se desperezó el argentino, puestos a no regalar, al menos sacudir cuando se presentaba la ocasión. Pero llega casi siempre tarde porque a Nadal se le da de maravilla el ejercicio de un paralelo y un cruzado y un paralelo y un cruzado y otro paralelo y otro cruzado y cuando ya ve al rival agotado, le cuesta menos sentenciar a un único golpe, más veloz, más fuerte, para sentirse él en plenitud, al menos un instante. Noticias Relacionadas estandar No MUTUA MADRID OPEN Feliciano López: «No somos conscientes de lo que hemos vivido con Rafa Nadal» Laura Marta estandar No Mutua Madrid Open Alcaraz se acostumbra a ser otro Alcaraz Laura Marta Acude Cachín a las dejadas, que sabe que a este Nadal le duelen más que nunca, pero no salen todas porque no hay una mano tan fina como para que el balear no las empiece a leer desde lejos a partir del cuarto juego. Y empiece a acelerar cuando comprueba que el cuerpo responde. Derecha paralela, derecha cruzada, derecha abierta, passing, y derecha a la línea, y es el segundo break, y casi el set, que tarda unos minutos en producirse porque en la grada alguien solicita ayuda, pero se consolida a la tercera bola con otra derecha a la línea, y con un revés para enmarcar. Que esto es Nadal. Aprendió el de Manacor, a las malas, a no forzar ante la más mínima queja de su cuerpo. En aquel partido de enero ante Jordan Thompson no pudo frenar su ADN y acabó un partido demasiado largo y costoso, lesión en el abdominal. Por eso hay un freno de mano echado en el segundo set. Cachín aprieta ligeramente, pero sobre todo se produce un bajón del balear, que deja las carreras a medias y los golpes sin acabar, y es un 1-4 comprometedor. La grada acude en su ayuda, aunque es el propio ADN del español el que se impone poquito a poco. Es un 1-4, un 2-4, un 3-4 y un 0-30 prometedor. Código Desktop Rafa revving it up! ????@RafaelNadal | @MutuaMadridOpen | #MMOPEN pic.twitter.com/uhbN38ONcH— ATP Tour (@atptour)

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Y como Nadal es ilógico, enreda al argentino en miles de dudas. Porque no se ha recuperado todavía del bajón y Cachín sí que ofrece más soltura, pero es Nadal y su ganarse otra oportunidad más el que prevalece, levantando dos bolas de set y convirtiendo la tercera pelota de rotura para un 5-5 con el que se convence la grada, y también Cachín, de que Nadal todavía se marcará otro baile en la Caja Mágica si recupera el cuerpo del esfuerzo de hoy, que no ha sido baladí. Porque aún tiene que esforzarse un poco más, alargado el debate de la segunda manga en el tie break después de que pague el esfuerzo anterior con cuatro puntos perdidos consecutivos en su turno de saque. Niega el balear con la cabeza en el ese último paso por el banco, mira a su palco en busca de respuestas. Seguir o no seguir, que no está el cuerpo para forzar hasta un tercer set si quiere seguir la ruta marcada sin más parones inesperados, que ya no es tiempo para arreglarlos, con Roma en dos semanas y París en tres. Dos horas y 17 minutos cuando cede en ese tie break del que también se había levantado de un 1-4. Nadal no puede dejar de ser Nadal y el tercer set es la traca final. La alegría se convierte en euforia porque sale el guerrero y el de los golpes magistrales, por mucho que Cachín demuestre muy buenas maneras y mucha más actividad que en el primer set. No es fácil su papel, pero lo desempeña con fuerza. Pero es que Nadal es el animal competitivo de siempre, ni una duda ni un temblor ni un pensamiento de aquel partido ante Thompson. Es matar o morir, tres horas de exigencia máxima, del más puro Nadal, el que al final, como siempre, como nunca en estos dos años, levanta los brazos porque es él de nuevo, el que cambia los aires de homenaje y despedida por los vientos triunfales de quién sabe ahora hasta dónde podrá llegar. Por el momento, a octavos, este mismo martes, después de una sobremesa magnífica en la Caja Mágica, una más en su historial, y una tarde pasada en la camilla del fisio y la recuperación. "Ha habido algunos momentos buenos, otros no tan buenos. Un primer set cómodo; en el segundo, él ha subido y yo he jugado más predecible, no estaba haciéndole daño; y en el tercero he conseguido hacerle más dato, que era la única manera. Ahora es intentar seguir por este camino. Día a día, intentar darme otra oportunidad para seguir soñando y jugar otra vez en este ambiente increíble, que significa mucho", admitía el balear a pie de pista, en pie por él, como siempre. El martes, en horario todavía por confirmar, Jiri Lehecka.