Tu espalda es un arco mitrado, el hoyo de las agujas aguardando la estocada. ¡Así te quieren ver, con la cerviz como una alcayata! Ensillado, embridado y enjaezado, como buena bestia de carga . Con las alforjas calzadas y la hociquera embozada, con las cinchas de cáñamo y los faldones de fieltro: ¡el único animal que se unce al yugo voluntariamente! Y, sobra decirlo, la naricita pegada a la pantalla, cual perro perdiguero que ventease un rastro. Pero no olfateas: miras. ¡Escudriñas! Atraído por la luz azul como un escarabajo por el candil, dejando que las emanaciones de la propaganda irradien los quiasmas ópticos. Porque, al fin y al cabo, todo entra por los ojos. Así te quieren... Rumiando consignas...
Ver Más