Intentan dos veces de madrugada reventar con un pico una puerta de madera maciza en la iglesia de Mocejón
Armados con un pico con un mango amarillo, lo intentaron dos veces. Pero no pudieron reventar la cerradura de la puerta de madera maciza. Sólo dejaron unos arañazos. Se quedaron con las ganas de entrar esta madrugada en la iglesia parroquial San Esteban Protomártir, que se empezó a construir en la segunda mitad del siglo XVI en la localidad toledana de Mocejón. La primera ocasión fue pasada la medianoche. Tres individuos en dos patinetes eléctricos llegaron a una de la puertas del templo, la que está en una calle peatonal y menos a la vista del público en general. Con un pico de obra, golpearon repetidas veces hasta que los vecinos de los alrededores se despertaron y les llamaron la atención a voces. No contentos, volvieron sobre las cinco de la madrugada con las mismas. Pero se tuvieron que ir por donde habían venido sin conseguir su propósito de reventar la cerradura. «¿A quién se le ocurre con tantos vecinos en la zona?», se pregunta un paisano. «Pensarían que sería fácil tirar o forzar una puerta de iglesia. Y, aunque la hubieran reventado, luego están las interiores, que son más pequeñas, pero igual de robustas», añade. Las puertas por las que intentaron entrar en el templo ABC Uno de los ladrones vestía con ropa oscura, otro, de negro y rojo; y un tercero, de blanco y negro. La Policía local ha visionado las cámaras municipales de seguridad y ha facilitado la información a la Guardia Civil, cuyos primeros agentes se personaron después del segundo intento. Encapuchado iba uno y se ve a otro pasando su rostro con gafas de sol. Se sospechas que tienen que vivir muy cerca. «Si vienen del pueblo de al lado, se les terminaría la batería; y luego a dónde van a huir con un botín en un patinete», se preguntan los vecinos, sorprendidos con el suceso. En el interior se venera la imagen de la Virgen del Carmen, alcaldesa perpetua de la localidad y coronada canónicamente el año pasado en un multitudinario acto religioso que presidió el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, el 6 de mayo. Por esa razón, la talla de la Virgen y la del Niño tienen una corona maciza cada una, elaboradas con el oro y la plata que el pueblo donó.