Los panzer y las legiones negras no fueron las armas más letales de los nazis. A principio de los años treinta, cuando los miembros del NSDAP anhelaban hacerse con la poltrona teutona, se valieron de técnicas de marketing entonces revolucionarias para captar poco a poco el voto social. Y una de ellas fue la filmación de cientos de rollos de película con un objetivo: demostrar a sus votantes que la suya era una organización masiva, peligrosa, bien estructurada y preparada para gobernar. Debió de funcionarles el invento, porque, cuando Adolf mutó a 'Führer', se replicaron las grabaciones propagandísticas de desfiles, operaciones militares, avances tecnológicos... Todo valía para demostrar poder a la vieja Europa. Valga este párrafo de contexto, que no de relleno, para comprender el porqué en las filmotecas había kilómetros y kilómetros de metraje grabado por los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial . Y una buena parte del mismo, mudo. Películas en las que los altos jerarcas del Tercer Reich desfilaban ante la cámara charlando entre ellos seguros de que nadie podía entender lo que decían.... Hasta hoy, al menos. Casi nueve décadas después de que el NSDAP sacara pecho en el Congreso de Núremberg, y a las puertas del ochenta aniversario del Desembarco de Normandía, el programa 'Documaster' de La 2 de RTVE ha emitido un documental que ha desvelado lo que decían los hampones durante aquellas conversaciones. El cómo lo ha hecho es el corazón de la obra. Y es que, el cineasta franco-canadiense Emmanuel Amara, autor de otros tantos documentales sobre la Segunda Guerra Mundial como 'Los últimos secretos de Hitler', lo ha logrado mediante el uso de Inteligencia Artificial especializada en la lectura de labios. Eso, y un abanico de traductores germanos e historiadores que han ayudado a contextualizar los diferentes vídeos recopilados. El resultado son cuatro capítulos de 52 minutos –por el momento solo se pueden ver los dos primeros en la web de RTVE – en los que se zambulle en el ascenso del nazismo, las primeras conquistas, la guerra total y la caída en desgracia del Tercer Reich. Noticia Relacionada «Espiaban a sus propios espías» estandar No La locura de la Stasi, el arma represora más eficiente del comunismo Manuel P. Villatoro Axel Klausmeier, director de la Fundación Muro de Berlín, explica a ABC los pormenores de este cuerpo en el marco de las charlas que ha ofrecido en Madrid «Esta serie da una nueva vida a los archivos mudos», especifica la productora de Amara en su página web. En sus palabras, los cuatro capítulos del documental «arrojan nueva luz sobre la Segunda Guerra Mundial y los años previos al revelar lo que los maestros del Reich y sus acólitos se decían realmente entre sí mientras eran filmados pensando que nadie podía oírles». Trivialidades algunas, determinantes otras, el director está convencido de que «las palabras, ahora descifradas, dan una nueva perspectiva a la historia y nos acercan a la dura realidad de estos trágicos momentos». Lo que no desvelan es la tecnología utilizada para traerlas a la actualidad; el secreto del buen mago... Susurros El primer capítulo de la serie arranca con las grabaciones que los alemanes alumbraron durante su ascenso al poder para demostrar su fuerza a la sociedad. Y no fueron baladís. Para impulsarse hasta el poder, Hitler rompió con las técnicas que utilizaban los grupos tradicionales. Los artífices de las mismas fueron el propio Goebbels y los trabajadores de la 'Reichspropagandaleitung' o RPL, la oficina central de propaganda del NSDAP. La base, chicos jóvenes de entre veinte y treinta y pocos años que, además de aportar una imagen de frescura de cara al exterior, huían de la visión más clásica de la política. Algo que confirma el historiador Thomas Childers en su extensa obra 'El Tercer Reich. Una historia de la Alemania nazis'. La RPL vivió su época de mayor auge a partir de la campaña electoral de enero de 1932 a la presidencia de Alemania. Una prueba dura, pues el adversario era el reverenciado Von Hindenburg. Mientras que el anciano militar y líder político solo participó en dos apariciones públicas, el NSDAP organizó más de 30.000 eventos, distribuyó ocho millones de folletos y llenó las paredes de los pueblos de cientos y cientos de carteles. Y no solo eso, sino que pagó unos 50.000 discos de fonógrafo lo suficientemente pequeños como para poder ser introducidos en los buzones. Todos ellos incluían discursos de sus «grandes estrellas». Una buena parte de aquellos eventos quedaron grabados en películas mudas. En uno de los congresos de Núrembeg, por ejemplo, se puede ver cómo Hitler organizaba el trayecto del desfile antes las cámaras: «Todo en orden, pero esa curva es demasiado cerrada». Durante aquella época, las filmaciones mostraban también a los miembros de las SA –la organización paramilitar del NSDAP – en concurridas reuniones. El objetivo era demostrar a la sociedad que no se dedicaban tan solo a sembrar de violencia las calles. «Adelante, hagamos como que estamos trabajando para la cámara», afirmó uno de sus máximos líderes, según la Inteligencia Artificial. En las mismas, se puede ver a un joven Heinrich Himmler entregando unos informes a sus superiores. De esas curiosidades, el documental esconde cientos. Con todo, las grabaciones dejan también cristalinas las intenciones de Hitler durante las elecciones: «Lo mejor para nuestros intereses es la confrontación. En cualquier caso, seremos nosotros los que salgamos vencedores». Le salió bien, pues obtuvo 30 diputados en julio de 1932. Con todo, el documental demuestra también que el líder nazi, al menos en principio, tuvo que dejar a un lado su fuerte antisemitismo para obtener el apoyo social. En unas imágenes tomadas durante los años treinta se puede observar cómo los ciudadanos critican a los miembros de las SA por impedirles comprar en negocios regentados por judíos. Las conversaciones demuestran además el carácter arrollador de un Hitler que no se dejaba pisar por nadie. Ni por sus adversarios políticos, no por su maestro, Benito Mussolini. «Lucharemos y superemos todos los obstáculos. Lo quiero todo, es así de sencillo», afirmó en una ocasión. Aunque también demuestra, como ya se sabía, que no mantenía buena relación con el sexo. En 1934, mientras estaba de visita en Italia, el 'Duce' le señaló a una chica durante un discurso. «Mira a esa, es muy guapa, no está nada mal». Él, como solía hacer siempre, obvió el comentario y cambió de tema. Noticias Relacionadas estandar No El edificio de Madrid que Franco convirtió en un palacio del terror: «Era un campo de concentración» Manuel P. Villatoro estandar No Injusticia histórica El emperador hispano al que el Imperio romano quiso borrar de la historia Manuel P. Villatoro Pero no todos son grabaciones oficiales. El primer capítulo ha analizado también las filmaciones que la novia de Hitler, Eva Braun , hacía en el Berghof, la residencia alpina del 'Fuhrer'. Y en ellas se puede apreciar cómo vivía en una suerte de cárcel de oro: rodeada de riquezas y de hampones, pero subyugada y condenada a no poder salir de allí. Amén de que desvelan también la vanidad del dictador. «Es verdad que salgo mejor cuando leo los discursos. ¿Por qué grabas a un viejo? Debería grabarte yo a tí», afirmaba. En ese sentido, el director ha analizado a su vez imágenes que muestran al 'Führer' y a la que fue una de sus musas: la descendiente de Wagner. Y la conversación da a entender que pudieron mantener un romance secreto.
