Los fascistas españoles, gentes lerdas y de alma ruin, se obstinan en presentar a Begoñísima como una choni metida a conseguidora, que utiliza su connubio con el puto amo para beneficiar en las licitaciones a los empresarios amiguetes y para librarlos de la quiebra a costa del erario público. A los fascistas españoles, como gentes de ingenio boto, les ocurre como a Sancho Panza, que en Dulcinea sólo veía una aldeana de pelo en pecho llamada Aldonza Lorenzo, con el aliento fragante de ajos crudos. Pero, aunque Dulcinea fuese poco más o menos así, a don Quijote le importaba un ardite: «Bástame a mí –le explicaba a su escudero– pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa...
Ver Más