José Salazar: Vejez y satisfacción con la vida en México
![José Salazar.](/uploads/2018/04/09/3488330ba11523278538.jpeg)
¿A qué edad comienza la vejez? Aunque la pregunta puede contestarse desde diversos enfoques, generalmente la colocamos a partir de los 60 o 65 años, edades que se relacionan con la etapa de jubilación laboral.
Cifras de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2018 (INEGI, 2019) permiten calcular que en 2018, 12.3 por ciento de la población tenía 60 años o más y 27.1 por ciento de los hogares mexicanos tenían por jefe a una persona de este grupo. El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 indica que sólo el 26 por ciento de las mujeres y 40 por ciento de los hombres mayores de 68 años cuentan con una pensión contributiva, de ahí la aplicación de cuantiosos recursos al Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (PBPAM).
El “bienestar” es el objetivo del actual gobierno federal, el término cuenta con dos partes, la objetiva y la subjetiva, la primera refiere a la riqueza material, la segunda a la felicidad y satisfacción con la vida. El PBPAM consiste en un apoyo de mil 275 pesos mensuales, equivalentes a 34.5 por ciento del salario mínimo general y 76.3 por ciento del ingreso de pobreza extrema, y se otorga a los mayores de 68 años, entre quienes se encuentra el 13.5 por ciento de los jefes de hogar en México. Este apoyo se relaciona directamente con la parte objetiva del bienestar. ¿Qué hay de la parte subjetiva? .
El bienestar subjetivo se mide en México desde 2012, hoy contamos con información del Bienestar Auto Reportado (BIARE) producida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en sus formas básica y ampliada, la primera más frecuente, de menor muestra y menor conjunto de variables. Si tomamos la versión ampliada, la última corresponde a 2014, de acuerdo con sus microdatos, el nivel medio de satisfacción con la vida entre los menores de 60 años y los de 60 o más, es igual en ambos grupos: 7.95, en una escala de 0 a 10, donde 10 representa el mayor nivel de satisfacción. Al dividir a los grupos según la edad de 65, el nivel medio de satisfacción con la vida es estadísticamente mayor en el de menores (7.97 vs. 7.79).
La brecha entre los 60 y 65 es clara, al considerar un perfil de 15 indicadores tanto socioeconómicos, como de la vida afectiva y las relaciones sociales, sucede lo mismo que con el nivel general de satisfacción con la vida, no hay diferencia estadística entre el perfil de los menores de 60 y los de 60 o más, pero al marcar la división en 65 años, 14 de los 15 indicadores, elegidos para representar las diversas teorías que explican el bienestar subjetivo en la vejez, muestran medias y proporciones estadísticamente diferentes.
Si bien existen diversas teorías que explican la satisfacción con la vida en la vejez, los enfoques dominantes parecen corresponder a dos posturas, la teoría de la desvinculación de Cumming y Henry (1961) y la teoría de la actividad de Maddox (1968), en la primera la satisfacción en la vejez deviene del alejamiento de los compromisos y exigencias de la vida productiva y social, en la segunda de conservar la vida activa que se ha tenido en la adultez.
¿Qué explica la satisfacción con la vida entre los mayores de 65 en México? Estimaciones realizadas a partir de los datos del BIARE ampliado 2014 permiten ver que mientras: tener empleo remunerado; sentirse independiente; y satisfecho con su vida afectiva, no muestran efectos estadísticamente significativos. Contar con redes sociales; manifestar alguna creencia religiosa; percibirse dentro del estrato socioeconómico medio alto o alto; la satisfacción con el tiempo de ocio; y la autopercepción de salud psicológica, reportan efectos positivos y estadísticamente significantes en el nivel de satisfacción con la vida del adulto mayor.
Dado que la tasa de envejecimiento de la población mexicana va avanzando, cada vez conviene más observar qué factores contribuyen al bienestar objetivo y subjetivo del adulto mayor y así tener mejores bases para el diseño de política pública y/o programas de la sociedad civil organizada, que tengan una mayor probabilidad de generar impactos positivos en este grupo etario.
El autor es economista del Tecnológico de Monterrey con Maestría en Economía y Doctorado en Ciencias Sociales de la UANL. Actualmente es profesor e investigador del Departamento de Economía del Tecnológico de Monterrey, miembro del SNI, nivel 2 .
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